miércoles, 8 de julio de 2009

Al borde de un agujero negro

(Ilustración: ESA/C.Carreau)

ESA Space Science News, 27 de mayo de 2009.

Traducido para Astroseti.org por Fernando García.


Usando nuevos datos del observatorio espacial XMM-Newton de la ESA, un grupo de astrónomos ha sondeado más cerca que nunca un agujero negro supermasivo que yace en las profundidades de una galaxia activa distante. La galaxia, conocida como 1H0707-495, fue observada durante cuatro órbitas de 48 horas del XMM-Newton alrededor de la Tierra, comenzando en enero de 2008. Se creía que el agujero negro en su centro estaba parcialmente oscurecido por nubes de gas y polvo, pero las observaciones actuales han puesto de manifiesto los más profundos secretos de la galaxia. Ahora podemos empezar a elaborar el mapa de la región inmediatamente adyacente al agujero negro, dice Andrew Fabian, de la Universidad de Cambridge, quien dirigió las observaciones y los análisis.

Los rayos X son producidos cuando la materia se arremolina en torno al agujero negro. Los rayos X iluminan a la materia en rotación y son reflejados por la misma antes de su eventual acreción. Los átomos de hierro presentes en el flujo de materia imprimen líneas de hierro características en la luz reflejada. Las líneas de hierro están distorsionadas en un número de formas características: se ven afectadas por la velocidad de los átomos de hierro en órbita, por la energía que los rayos X emplean en escapar del campo gravitatorio del agujero negro y por la velocidad de rotación del agujero negro. Todas estas características demuestran que los astrónomos están siguiendo el rastro de la materia en su caída hasta una distancia menor de dos veces el radio del propio agujero negro.

La XMM-Newton detectó dos brillantes líneas características de la emisión del hierro en los rayos X reflejados que nunca habían sido vistas juntas en una galaxia activa. Estas brillantes líneas son conocidas como las líneas de hierro L y K, y pueden ser tan brillantes sólo si hay mucha cantidad de hierro. La observación de ambas líneas en esta galaxia sugiere que el centro es mucho más rico en hierro que el resto de la galaxia.

Las emisiones directas de rayos X varían su brillo con el tiempo. Durante las observaciones, la línea de hierro L era lo suficientemente brillante como para que su variación pudiera ser seguida. Un cuidadoso análisis estadístico de los datos reveló un retraso de tiempo de 30 segundos entre los cambios en la luz de rayos X observada directamente y en la reflejada por el disco. Este retraso en el eco permitió medir la región reflectante, lo cual permite estimar la masa del agujero negro entre 3 a 5 millones de masas solares. Las observaciones de las líneas de hierro también revelaron que el agujero negro está rotando muy rápidamente y absorbiendo materia tan rápido que raya el límite teórico de su capacidad de engullir, absorbiendo el equivalente a dos Tierras por hora.

El equipo continúa con el seguimiento de la galaxia usando su nueva técnica. Tienen mucho que estudiar. Lejos de ser un proceso constante, como el agua que se desliza por el desagüe, un agujero negro que engulle es un comedor muy desordenado. La acreción es un proceso muy inconstante debido a los campos magnéticos que están implicados, dice Fabian. Su nueva técnica permitirá a los astrónomos determinar el proceso en toda su gloriosa complejidad, llevándoles a regiones antes ocultas en los bordes de este y de otros agujeros negros supermasivos.

2 comentarios:

illeR dijo...

Que interesante!!

¿Y sabias que los astronautas en el espacio al cerrar los ojos ven destellos por los rayos cósmicos?

Yo lo acabo de descubrir hace unos dias

“Ocurrió en la primera noche de viaje hacia la Luna, una vez pasados los el cinturones de Van Allen. Cerramos las ventanillas y apagamos las luces y Mike Collins se quedó a la escucha mientras Neil [Armstrong] y yo nos quedábamos abajo.

De repente vi un fogonazo, y después otro. Y antes de que pudiera moverme para comprobar qué era, se había ido. Puede que fuera un reflejo. Me quedé así hasta que decidí ir a dormir.

Así que al día siguiente pregunté a los dos compañeros:

- Chicos, ¿visteis algo curioso la última noche, como fogonazos o algo? Mike, ¿viste algo?

- No, yo no vi nada.

- ¿Neil?

- Oh sí, yo vi alrededor de un centenar de ellos.


Bien, parecía obvio que aquello estaba dentro de la nave, puesto que las ventanas estaban cerradas. Así que al regresar lo contamos y la siguiente misión fue informada. Y subieron ahí arriba, y ellos también pudieron ver las luces con sus ojos cerrados”.

La anécdota la cuenta con sus propias palabras el astronauta Buzz Aldrin, tripulante de la misión Apollo 11 que pisó por primera vez la Luna en 1969, y lo que describe es una realidad habitual en el espacio. De hecho, no ha dejado de sucederles a los astronautas de los distintos transbordadores, a los tripulantes de la Mir y de la Estación Espacial Internacional.

Pero no se trata de ningún expediente X: lo que los astronautas estaban viendo son las partículas de radiación cósmica que atravesaban sus párpados y golpeaban la retina, transmitiendo al cerebro una falsa señal que interpretaban con un destello o fogonazo.

Como explicaba en su día Space Daily, no hace falta ser muy listo para darse cuenta de que esto no es muy bueno para los ojos. Años después de regresar a la Tierra, muchos de estos astronautas sufrieron cataratas, las conocidas como “cataratas del espacio”, a causa de la potente radiación cósmica. En concreto, al menos 39 antiguos astronautas habían sufrido esta dolencia hasta 2001, y 36 de ellos volaron en misiones de larga exposición, como el caso de los viajes del Apollo.

Un grupo de investigadores del observatorio espacial Chandra de Rayos X y del Gran Telescopio de ESO acaba de descubrir algunas claves sobre estas pequeñas partículas que atraviesan la Tierra y el Sistema Solar a casi la velocidad de la luz y que conservan energía suficiente como para estropear algunos aparatos electrónicos.

Estos viajeros espaciales son en realidad protones viajando a toda velocidad tras el estallido de alguna supernova en las proximidades de nuestro sistema. En concreto, los científicos han identificado los restos de una estrella cuya explosión fue registrada en el 185 D.C., según los registros de astrónomos chinos, que ha sido identificada como RCW86 y se encuentran a unos 8.200 años luz de la Tierra, en la constelación de Circinus.

Sus observaciones les han permitido determinar la velocidad a la que viajan (entre 10 millones y 30 millones de kilómetros por hora) y otros datos importantes para conocer más de cerca las misteriosas centellas espaciales que veían Aldrin y sus compañeros al cerrar los ojos camino a la Luna.

Fuente: http://fogonazos.blogspot.com/2009/06/que-ven-los-astronautas-cuando-cierran.html

Esperanza dijo...

http://www.elmundo.es/elmundo/2009/07/08/ciencia/1247075677.html



http://www.abc.es/20090708/ciencia-tecnologia-espacio-profundo/hallan-supernova-once-billones-200907081857.html




http://www.abc.es/20090708/ciencia-tecnologia-biologia-genetica/cientificos-britanicos-aseguran-haber-200907081230.html




bueno pues así se demuestra,
ya iba siendo hora de renovar
esas fotografías hay que felicitarse