jueves, 16 de abril de 2009

14 de abril

Editorial del Diario español República Constitucional escrito por Antonio García Trevijano. Año 1, nº 84. 15-04-2009.

No todas las celebraciones de aniversarios de los grandes acontecimientos históricos en cada país tienen la misma motivación ni la misma finalidad. Unas son festivamente orgullosas, como las del 4 de julio en los EE.UU. y 14 de julio en Francia, porque son fechas simbólicas de la conquista de la libertad colectiva, contra el absolutismo monárquico. Otras son tristemente nostálgicas, como la del 14 de Abril de 1931 en España, porque recuerdan la promesa de lo que pudo ser y no fue, sin haber dejado rastro institucional de aquella esperanza de liberación. Es normal que tantos años de dictadura y de Monarquía de Partidos, tanta propaganda oficial contra la verdad de lo que significó el día de aurora de la libertad para los españoles, y en medio de una pobre cultura que solo admira el éxito de lo actual, hayan terminado por unir el recuerdo de la República con el de la guerra civil.

La historia de los historiadores no ha hecho justicia al prometedor alumbramiento, casi espontáneo, de la II República, ni a la debilidad congénita que la condujo, por sus deméritos institucionales, al cementerio de las ideas. La novela tampoco ha explicado bien las causas de aquella exaltación y de aquella caída. Con los feos espectros republicanos creados por la ideología franquista y monárquica, entre las brumas de tan impía propaganda, la gran mayoría de los españoles sigue confundiendo la causa de la República con los motivos de la Guerra civil. Y los rescoldos republicanos que aún perviven, por narcisismo de los mayores y rechazo monárquico de los jóvenes, avivan esa suicida confusión. La República Parlamentaria llamó a gobernantes inteligentes y honestos, pero sin talento de estadistas capaces de domeñar, por medios institucionales, las ensoñaciones ideológicas de las masas. La República no fue responsable de la guerra civil. Carecía de un poder ejecutivo independiente del legislativo que, con el absoluto control del poder militar, pudiera evitarla.

Pero ni siquiera esta débil concepción de la República puede ser achacada a los dirigentes políticos que inspiraron su Constitución. Su preparación era parecida a la de sus colegas europeos. Incluso Ortega y los intelectuales que se agruparon en defensa de la República no percibieron la causa de la impotencia constitucional. Desde el final de la guerra del 14, ni un solo pensador, intelectual o político europeo comprendió la incapacidad del sistema parlamentario, monárquico o republicano, para impedir el triunfo del fascismo. Sólo encontramos los presentimientos de André Tardieu, tres veces Presidente del Gobierno francés, que en 1936 llamó al sistema parlamentario “servidumbre de la unanimidad y tiranía oligárquica”, o las lamentaciones de Léon Blum, desde un campo alemán de concentración, añorando la superioridad democrática de los sistemas americano y suizo.

"La idea sobrevive al hecho que la causó, como el pie amputado sigue vivo en el cerebro."

4 comentarios:

César López dijo...

La república; cosa de viejos, rojos y guerras con las que hacen camisetas y regalos...
Se mantiene carente de nitidez el recuerdo de aquel gobierno legitimo, distorsionado según conviene a quien lo cuenta. Como un rumor recién parido, la historia muta en cada boca y muere en cada oído.

Si han de callar que callen aquellos, los que firmaron pacto de silencio...

Saludos Carlos!

Anónimo dijo...

Dice EDUARDO MENDOZA , Sensatez 25/06/2007 --'...Todo lo que sucedió, viene a decir, no habría sucedido si la gente hubiera tenido sensatez y fidelidad a la república. No habla de valor, y menos de heroísmo, que no se puede exigir a nadie y que, al margen de su ejemplaridad, no sirve para nada. Sólo sensatez y fidelidad. Dos virtudes que lo arreglan todo y cuestan poco, pero que hay que ejercer antes y no después de la hecatombe.--' Es cierto que todo parece suicida /
tanto democrática como colectivamente,/ el quid estará en saber qué sistema es el bueno,
con respecto a eso, tal vez la anarquía 'amable'
de la creatividad social comunista, desde el pacifismo conscientemente educado/
que rehúye, es sabido, especificar femineidades;no sé, /creo que, me aburriría igualmente; besos

Anónimo dijo...

a mi la verdad es que más que la opinión de otros, me interesa conocer la tuya. gracias

Cristina dijo...

Después del trauma que supuso el golpe, la luz quedó sepultada por losas de angustia y silencio, de exilio y muerte. Pero la llama fue mantenida por manos que no se resignaban.
No se puede cercenar de un golpe todas las conquistas. A pesar del silencio impuesto, la idea sobrevive gracias al esfuerzo de los que no la abandonan.
Es importante volver a la memoria para recuperar la identidad perdida. Y es que la amnesia es el peor de los estados.